Cuanto antes comencemos con la
estimulación temprana, mejor, porque la flexibilidad del cerebro va
disminuyendo con la edad. Desde el nacimiento hasta los 3 años de edad, el
desarrollo neuronal de los bebés alcanza su nivel máximo. A partir de los tres
años, empezará a decrecer hasta los 6 años de edad, cuando ya estarán formadas
las interconexiones neuronales del cerebro del bebé, haciendo que sus
mecanismos de aprendizaje sean parecidos a los de una persona adulta.
Todos los bebés experimentarán
diferentes etapas de desarrollo que pueden ser incrementadas con una
estimulación temprana. Para eso, se debe reconocer y motivar el potencial de
cada niño individualmente, y presentarle objetivos y actividades adecuadas que
fortalezcan su autoestima, iniciativa y aprendizaje. La estimulación que recibe
el bebé en sus primeros años de vida constituye la base de su desarrollo futuro.
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